Parijs, donderdag, 12 juni 2025.
El Senado francés ha aprobado una ley pionera que reformará fundamentalmente la industria de la moda rápida. La ley, que se seguirá tratando en el próximo otoño, se centra específicamente en el impacto medioambiental y el rendimiento de exportación del sector textil. Al mismo tiempo, la legislación revela la vulnerabilidad de la industria de la moda francesa, con una caída significativa de las exportaciones entre el 4% y el 10% en el primer trimestre de 2025. La ley no solo busca la regulación medioambiental, sino que también constituye una respuesta estratégica a los desafíos de la industria internacional de la ropa, con posibles consecuencias de gran alcance para actores como Shein.
Legislación Histórica Contra la Moda Rápida
El Senado francés ha aprobado el 10 de junio una ley pionera dirigida específicamente a la industria de la ultra moda rápida. La ley será tratada más adelante en otoño por una comisión mixta y tiene como objetivo reducir sustancialmente el impacto medioambiental del sector de la moda [1][2].
Nuevas Definiciones Legales y Sanciones
La ley introduce una definición clara de ultra moda rápida, basada en el número de referencias de productos y prácticas de reparación. Además, se implementarán multas progresivas para las marcas que entren en esta definición, aumentando de €5 a €10 en 2030, con un máximo del 50% del precio del producto [3].
Desafíos de Exportación para la Industria Textil Francesa
Al mismo tiempo, la legislación revela la vulnerabilidad de la industria de la moda francesa. En el primer trimestre de 2025, Francia ha experimentado una caída de exportaciones entre el 4% y el 10% en el sector textil y de prendas de vestir. El valor de exportación fue de 3,4 mil millones de euros, con caídas tanto en la Unión Europea (-2%) como en Asia (-7%) [4].
Reacciones del Sector
Yann Rivoallan, presidente de la federación francesa de confección femenina, califica la ley como ‘una victoria histórica’ en la lucha contra grandes actores como Shein [1]. La legislación no solo busca la regulación medioambiental, sino que también constituye una respuesta estratégica a los desafíos de la industria internacional de la ropa [2].