Ahora que un juez holandés ha calificado las acciones de Frits van Eerd de fraudulentas y perjudiciales para Jumbo, la cadena de supermercados no puede seguir adelante limitándose a calificarlo de asunto privado. Su antiguo director general sigue siendo un accionista importante, así que ¿qué debe hacer ahora Jumbo con Van Eerd?
Doloroso dilema
La condena del ex director general de Jumbo, Frits van Eerd, a dos años de cárcel por soborno, blanqueo de dinero y falsificación pone a la cadena de supermercados en una situación incómoda. La familia propietaria siempre había cerrado filas en torno al hijo del fundador Karel van Eerd: al fin y al cabo, todo el asunto se calificó de «asunto privado».
Aunque Van Eerd ya había dimitido como consejero delegado en 2022, aún posee un tercio de las acciones. Además, el tribunal dictaminó inequívocamente que Jumbo fue efectivamente engañado por su antiguo CEO. Al parecer, Van Eerd hizo pagar compras privadas a la empresa familiar, mediante facturas falsas de patrocinio.
Como Van Eerd rechazó previamente un acuerdo extrajudicial porque insistía en demostrar su inocencia, se espera que recurra el veredicto. En teoría, eso significa que todo puede seguir como está (por ahora). En la práctica, sin embargo, Jumbo se enfrenta a dos grandes dilemas. El primero es si la empresa familiar mantendrá a Frits van Eerd como accionista. El segundo es si la propia empresa exigirá una compensación.
¿Accionista o no?
Incluso sin una absolución en apelación, la condena de Van Eerd no es una objeción legal: no hay ninguna ley que diga que un criminal condenado no pueda ser accionista mayoritario. Sin embargo, los bancos y la opinión pública pueden pensar lo contrario. Expertos jurídicos y financieros califican la situación de «insostenible » en la prensa holandesa. El hecho de que los bancos hayan asistido al juicio, sugiere que querrán garantías para mantener fuera a Frits van Eerd en el futuro.
Desde enero, una nueva norma en los Países Bajos permite expulsar a los accionistas si han perjudicado a la empresa, aunque lo hayan hecho al margen de su función como accionistas. Eso significaría que las hermanas de Frits, Colette Cloosterman-Van Eerd y Monique Groenewoud-van Eerd, se harían cargo de sus acciones. Pero sería una operación cara.
Una vía menos definitiva es la transferencia temporal de las acciones a un fideicomisario. Una tercera opción es la venta voluntaria: a la familia, a un inversor, a una sociedad o quién sabe si incluso a otro minorista, posiblemente con derechos especiales de control para la familia.
¿Recuperar los daños?
«Se ha enriquecido a costa de Jumbo. No sólo ha violado la ley, sino también las normas internas de Jumbo», subrayó el juez en la sentencia del pasado jueves. Esa sentencia es, si cabe, aún más perjudicial que la emisión de acciones, porque ahora también existe una presión moral sobre Jumbo para que el ex director general se atenga a las consecuencias.
¿Qué señal debe enviar la empresa, sabiendo muy bien que este tipo de asuntos en una empresa familiar pueden ser especialmente dolorosos? ¿Exigirá Jumbo una indemnización a Frits van Eerd, para dejar claro a empleados y clientes que no se tolerarán los abusos, a ningún nivel dentro de la empresa familiar? Las medidas concretas tendrán que esperar hasta que finalice el recurso, pero mientras tanto Jumbo tendrá que adoptar una postura y comunicarla claramente.