El ex director general de Jumbo, Frits van Eerd, ha sido condenado a dos años de cárcel en el caso penal del vendedor de coches Theo E. Un duro golpe para él, pero también para Jumbo: ¿qué puede hacer el barco amarillo sin su capitán trazando el rumbo?
Nada será igual
Van Eerd ha sido condenado hoy a dos años de prisión: el juez ha dictado una sentencia aún más dura de lo que había pedido la Fiscalía. Van Eerd mantiene su inocencia y afirma que en el fondo es un empresario. De hecho, es un empresario muy hábil, lo que ha demostrado más de una vez en la cadena de supermercados de la familia. Más concretamente: sin Van Eerd, Jumbo parece ir a la deriva. No porque el barco haga aguas, sino porque falta el capitán.
Desde 2022, el puesto de director general se ha convertido en una puerta giratoria, con un relleno temporal tras otro. Lo que comenzó como una – comprensible – solución provisional, se ha convertido desde entonces en un vacío estructural. El Director Financiero Ton van Veen fue el primero en asumir temporalmente el papel de CEO. Después fue nombrado oficialmente, y recientemente ha vuelto a marcharse. Mientras tanto, Tom Heidman fue nombrado nuevo CEO interino. La palabra «interino» lo dice todo: ni nombramiento definitivo, ni visión estratégica a largo plazo, sino, una vez más, una solución temporal.
Claridad
Dicho esto, Heidman puede aportar calma a corto plazo: como administrador experimentado y gestor de crisis, ha destacado en la estabilización de organizaciones en transición. Su fresca perspectiva externa puede ser útil para racionalizar procesos, analizar objetivamente las relaciones internas y devolver la disciplina operativa. En ese sentido, su papel como Director General interino es valioso, siempre que se enmarque claramente como una fase interina.
Sin embargo, todo el mundo en Jumbo sabe que no se trata de una solución estructural. Todos los CEO interinos transmiten el mismo mensaje: estamos esperando algo o a alguien. Lo que hace falta es claridad. ¿Quién dirige realmente Jumbo? Es hora de que haya claridad en la cúpula.
El legado de la iniciativa empresarial
Jumbo no ha llegado a la segunda posición por precaución. Más bien, la estrategia de las últimas décadas atestigua su espíritu emprendedor: una audaz expansión en los Países Bajos, el notable salto a Bélgica, el ambicioso coqueteo con el servicio de comidas y un enfoque de marketing que combina deporte, precio y compromiso.
No nacieron de la lógica de los contables, sino como resultado de riesgos calculados, riesgos que encajan en la cultura de una empresa familiar en la que el pensamiento a largo plazo prima sobre los resultados trimestrales. Sin embargo, precisamente ese enfoque está ahora bajo presión: sin capitán, la marca parece menos afilada. La percepción de los precios se desmorona, el mercado belga experimenta dificultades de crecimiento y la empresa se tambalea visiblemente sin la mano dominante que antes la caracterizaba.
Las empresas familiares necesitan inspiración
La fuerza de una empresa familiar reside en la coherencia, los valores y la identidad. Sin embargo, eso también significa que el liderazgo es difícil de sustituir, especialmente cuando ese líder no era sólo un gestor, sino también la encarnación de la cultura de la empresa. Una empresa familiar sin inspiración en la cima se convierte en una estructura sin historia.
En ese sentido, los últimos años en Jumbo han sido sobre todo un ejercicio de carencia. No necesariamente de una persona, sino de dirección, agallas, el pensamiento empresarial que hizo grande a la marca. La gente de Veghel lo siente: cada CEO temporal mantiene viva la esperanza de que la visión original vuelva a prevalecer algún día.
Mientras tanto, el tiempo corre. El mercado evoluciona rápidamente: la competencia de precios se intensifica, la digitalización se acelera, las economías de escala dominan. En este contexto, Jumbo necesita algo más que una gestión (temporal): necesita dirección, valor y visión. La fuerza del pasado no estaba sólo en los precios competitivos o los patrocinios deportivos, sino en atreverse a elegir, atreverse a invertir y atreverse a ser diferente.
Hora de la claridad
Las sillas musicales en la cúpula pueden ser explicables, pero son estratégicamente arriesgadas. Sin un liderazgo claro, no hay una dirección real. En estos momentos, Jumbo está buscando un nuevo Director General , un nuevo miembro del Consejo de Supervisión y un Director de Marketing; René Repko sólo está ayudando «ad interim». ¿No hay nadie capaz? ¿O es que nadie puede sustituir a Frits van Eerd? ¿Sólo Van Eerd es realmente Jumbo?
En cualquier caso, lo que Jumbo necesita es claridad. Dirección. La clave está en tomar decisiones claras. ¿Hay confianza en que la dirección actual puede custodiar la estrategia a largo plazo? Entonces eso debe expresarse y hacerse visible. Si la respuesta es más matizada, entonces es el momento de afrontarlo.