Al parecer, el fabricante belga de bicicletas eléctricas Cowboy lucha por sobrevivir. Una reciente retirada de miles de bicicletas ha revelado problemas financieros y organizativos, mientras el futuro de la empresa es cada vez más incierto.
La retirada pone de manifiesto las tensiones
Cowboy inició esta primavera su expansión a Francia para el ensamblaje de sus últimos modelos, un movimiento estratégico destinado a garantizar entregas más rápidas y una mayor calidad de producción. Sin embargo, las cosas empeoraron: a principios de mayo, la empresa tuvo que retirar su modelo C4 ST debido a un defecto estructural en el bastidor.
Mientras tanto, los inversores empiezan a preocuparse seriamente por el futuro de la marca, escribe el diario belga La Libre Eco. Los estados financieros de 2024 -que suelen hacerse públicos a principios de verano- se retrasan, y la dirección guarda silencio. En 2023, la empresa ya había registrado una pérdida neta de 21,7 millones de euros sobre unos ingresos de 33,7 millones de euros, con unas deudas superiores a 45 millones de euros.
¿Reestructuración y adquisición?
Según personas con información privilegiada, una reestructuración y una adquisición parecen ser ahora el escenario más probable, ya que los inversores actuales podrían no estar dispuestos a contribuir de nuevo -desde su fundación en 2017, los capitalistas de riesgo internacionales, así como los crowdfunders más pequeños, ya han invertido un total de 130 millones de euros en la empresa-. Se rumorea que el CEO Adrien Roose ya ha sido apartado y que el liderazgo pasará pronto a manos de un gestor de crisis externo.
La situación recuerda a anteriores debacles del sector de la bicicleta, como las quiebras de VanMoof en el verano de 2023, a pesar de una inyección financiera de más de 160 millones de euros, y de Stella Bikes.