Fnac ha sido condenada por su papel en el caso SFAM, en el que los consumidores fueron víctimas de prácticas fraudulentas en materia de seguros. La cadena de distribución francesa se considera parcialmente responsable.
Responsable de la elección del socio
El minorista no debería haber colaborado con un socio fraudulento y es responsable de esa elección, dictaminó un juez de Chartres en el caso SFAM. Entre 2017 y 2019, Fnac ofreció en sus tiendas los seguros de SFAM. La empresa, ahora rebautizada como Indexia, ofrece seguros para teléfonos móviles y dispositivos multimedia.
Un cliente que compró una videoconsola en 2019 y contrató un seguro de SFAM, vio cómo durante años desaparecían de su cuenta cantidades que superaban con creces el importe pactado. Los intentos por recuperar el dinero tuvieron poco o ningún resultado, por lo que el cliente optó finalmente por demandar tanto a SFAM como a Fnac. Resultó que a muchos otros consumidores les había ocurrido lo mismo, incluso en Bélgica, donde SFAM fue propietaria durante un tiempo del distribuidor de Apple Switch.
El juez señaló explícitamente los estrechos vínculos entre ambas partes, cita la sentencia la revista especializada LSA. Por si fuera poco, SFAM no sólo era proveedor de productos de seguros durante ese periodo, sino también accionista significativo de la empresa matriz de Fnac, Fnac-Darty. Según el tribunal, Fnac tenía por tanto una clara ventaja comercial e ignoró las señales sobre la dudosa reputación de su socio.
Consecuencias de largo alcance
En 2019, SFAM ya fue multada con diez millones de euros tras una investigación del organismo francés de control de los consumidores por prácticas comerciales engañosas. A pesar de esta reputación, Fnac siguió vendiendo el seguro a través de sus tiendas. El tribunal subraya que poner fin a la colaboración, presentar una reconvención o mediar en procedimientos de reclamación no disminuye la responsabilidad original.
Fnac ha sido condenada a pagar 2.000 euros por daños y perjuicios al cliente: puede que sea una cantidad simbólica, pero el caso podría tener ahora consecuencias de gran alcance. Mientras que antes sólo se criticaba a la compañía de seguros, ahora la atención se centra en distribuidores como Fnac, que parecen haber dado prioridad a la rentabilidad sobre la diligencia debida. La sentencia no sólo plantea cuestiones sobre quién es responsable en las asociaciones comerciales, sino que también abre la puerta a la acción colectiva de los consumidores afectados.