El desperdicio de alimentos cuesta a los supermercados de todo el mundo noventa mil millones de euros al año. Un nuevo informe sugiere que reducir a la mitad ese coste podría aumentar en más de un 20% los ajustados márgenes de beneficio de los minoristas de alimentación.
La diferencia entre beneficios y pérdidas
La gestión de los alimentos no vendidos y excedentes puede suponer para los supermercados un 1,8 % de las ventas, si se incluyen factores que a menudo se pasan por alto, como las horas de trabajo, las rebajas, la redistribución y la eliminación de los productos sobrantes o invendibles. Teniendo en cuenta un mercado mundial de productos frescos estimado en más de cinco billones de euros, el total mundial de costes ocultos de la pérdida de alimentos podría ascender a noventa mil millones al año.
Así se desprende del nuevo informe Exploring the True Cost of Unsold Food in Retail, elaborado por la profesora Lisa Jack y su equipo de la Portsmouth Business School, y publicado por ECR Retail Loss. Sabiendo que muchos minoristas de alimentación luchan con márgenes de beneficio ajustados del 1 al 2 %, una mejor gestión de la pérdida de alimentos podría ser la diferencia entre beneficios y pérdidas. Si se redujeran a la mitad, los beneficios de la mayoría de los minoristas aumentarían en más de un 20%.
Costes ocultos cruciales
«A menudo, los minoristas dan por hecho que ya han tenido en cuenta los desperdicios, pero nuestro modelo muestra que muchos pasan por alto costes ocultos cruciales», afirma Jack, «la mayoría sólo controla lo obvio, como las rebajas o la comprobación de las fechas de caducidad, pero la imagen real incluye el tiempo del personal, los costes de los planes de salida, los robos y las pérdidas no registradas. Los costes reales son mayores de lo que muchos minoristas suponen».
Basándose en estudios de casos detallados de cuatro minoristas del Reino Unido y la Unión Europea, el equipo de investigación ha desarrollado un modelo interactivo que tiene en cuenta las distintas vías de salida de los alimentos no vendidos, como las rebajas, las tiendas de personal, las donaciones, la alimentación animal y la incineración. El modelo calcula la distribución de costes de 1.000 productos distintos, incluido el tiempo del personal, el transporte y las tasas, y ofrece múltiples escenarios de venta al por menor, desde el mejor al peor de los casos.
El último 3
Según el estudio, la mayoría de los supermercados venden con éxito más del 97 % de sus existencias de alimentos, pero a menudo pasan por alto los complejos y costosos procesos que hay detrás del último 3 %. Los minoristas se enfrentan al difícil equilibrio de minimizar los residuos y garantizar la disponibilidad de los productos en las estanterías. El informe aboga por tratar el desperdicio de alimentos como un importante reto financiero, más que como un problema de sostenibilidad.
«Irónicamente, hacer lo correcto, como donar a obras benéficas o reciclar para alimentar a los animales, a veces tiene más coste que el vertido», afirma el profesor Jack. El informe aboga por romper los compartimentos estancos entre RSC, finanzas, compras y operaciones en tienda, utilizando rebajas dinámicas inteligentes basadas en IA, estableciendo mejores sistemas de seguimiento y alineando los indicadores de rendimiento de residuos con los objetivos de beneficios.