Barry Callebaut tiene problemas con los precios históricamente altos del cacao. El productor suizo de chocolate ve cómo sus volúmenes de ventas caen en picado y es incapaz de repercutir las subidas de precios en sus clientes.
En lo más profundo de la cadena
El precio del cacao se mantiene por encima de los 8.000 dólares por tonelada a pesar de una reciente bajada, lo que supone más del doble de la horquilla histórica de 2.000 a 3.000 dólares. Además, el sector se enfrenta a la escasez de ingredientes esenciales como el cacao en polvo y la manteca de cacao.
Este aumento de precios tiene un profundo impacto en toda la cadena, explica Barry Callebaut en un comentario sobre las cifras trimestrales. La empresa sólo está consiguiendo repercutir lentamente el aumento de los costes de las materias primas, lo que ha provocado el abandono de clientes importantes como Nestlé (KitKat) y Unilever (Magnum). Les resulta difícil repercutir ellos mismos los aumentos de precio al consumidor, explica el Director General Peter Feld.
En el tercer trimestre, las ventas disminuyeron un 9,5%, con lo que el descenso total en los nueve primeros meses del ejercicio se eleva al 6,3%. El grupo prevé ahora un descenso del volumen del 7 % para todo el ejercicio, frente al 5 % de la previsión anterior.
Se avecina una cosecha floja
A pesar del descenso de los volúmenes, los ingresos aumentaron casi un 50% hasta 10.950 millones de francos suizos (unos 11.700 millones de euros) en los nueve primeros meses, debido a la subida de los precios. Sin embargo, la rentabilidad está bajo presión: el crecimiento de dos dígitos previsto anteriormente en el beneficio de explotación (EBIT) se ha revisado a la baja hasta un modesto aumento del 5 al 10 %.
Se prevé que las difíciles condiciones del mercado persistan por ahora. En Sudamérica, se prevé un aumento de la producción, pero en África Occidental -que representa la mayor parte de la producción mundial- se anticipa un descenso de la cosecha del 10 % para 2025/26. Barry Callebaut ya ha aplicado medidas de ahorro, incluidos despidos en sus plantas belgas de Wieze, Lokeren y Halle.