El año pasado, los ingresos y los beneficios de Nike cayeron en picado, pero su nuevo Director General, Elliott Hill, está intentando invertir la tendencia. Aunque las cifras trimestrales muestran otro descenso, la dirección suena notablemente optimista.
«Mejor a partir de ahora»
«Tenemos por delante un camino claro hacia la recuperación. A partir de ahora, los resultados mejorarán», dijo Hill en una reunión informativa con analistas. En todo el pasado ejercicio (hasta finales de mayo), los ingresos ascendieron a 46.300 millones de dólares (43.300 millones de euros), lo que supone un descenso del 10%. El beneficio anual fue de 3.200 millones de dólares (3.000 millones de euros), un asombroso 44% menos que el año anterior.
En el cuarto trimestre (marzo-mayo), los ingresos cayeron otro 12%, hasta 11.100 millones de dólares (10.400 millones de euros). Sin embargo, los analistas esperaban un descenso más acusado, del 15%, lo que significa que Nike superó las expectativas. No obstante, el beneficio se desplomó un 86%, hasta 211 millones de dólares (198 millones de euros).
Bien recibido por los socios
Elliott Hill reconoce que los resultados no están a la altura de sus propias ambiciones: «Aunque nuestros resultados financieros están en línea con nuestras expectativas, no están donde queremos que estén», declaró en un comunicado. Ahora quiere volver al núcleo: «Nike tiene que volver a ser una verdadera marca deportiva» También está la colaboración con Skims, la marca de ropa interior de Kim Kardashian, aunque se enfrenta a retrasos por problemas de producción.
«Nuestras propuestas resuenan entre nuestros socios», declaró Hill durante la llamada con analistas. También se están revitalizando las relaciones con los mayoristas. La empresa vuelve a estar activa en Amazon y está ampliando su presencia en tiendas físicas. Al mismo tiempo, Nike está tratando de vaciar su exceso de inventario. La marca está muy centrada en los descuentos para hacer sitio a las nuevas colecciones.
Nike también se enfrenta a vientos en contra geopolíticos. Se espera que los aranceles de importación más altos de Donald Trump aumenten los costes en 1.000 millones de dólares anuales. Especialmente las importaciones de China (actualmente el 16% del suministro de zapatillas Nike de EE.UU.) suponen un riesgo. Nike pretende reducir esa cuota por debajo del 10% a finales del año fiscal. Al mismo tiempo, la empresa está estudiando subidas estratégicas de precios para mitigar el impacto.