Los supermercados en línea neerlandeses, como Picnic y Flink, deben ahora adherirse al convenio colectivo de los supermercados normales de los Países Bajos. Esta sentencia en apelación pone en peligro el modelo de costes e ingresos de los servicios de entrega de comestibles.
Ni empresas de logística ni tecnológicas
«Las empresas que venden productos de supermercado en línea y luego recogen, clasifican y entregan físicamente esos productos a domicilio se dedican a la explotación de un supermercado (virtual)«, declaró el Tribunal de Apelación de Arnhem-Leeuwarden, confirmando así sentencias anteriores.
La sentencia desestima los argumentos de Picnic y Flink. Alegan ser esencialmente empresas de tecnología logística con sus propios convenios colectivos. Las empresas tienen ahora que pagar indemnizaciones con carácter retroactivo a unos 35.000 (antiguos) empleados.
Ambiciones internacionales bajo presión
Para los sindicatos FNV y CNV, y para las cadenas de supermercados tradicionales que creen desde hace tiempo que los servicios de entrega en línea deben adherirse a las mismas condiciones laborales, se trata de una victoria. Para empresas como Picnic, sin embargo, supone un importante revés. El cofundador Michiel Muller contaba con un resultado bruto de explotación positivo este año, pero sin «costes inesperados», para los que no se había previsto ninguna provisión.
La única esperanza para Picnic parece ser ahora una solicitud de exención al Ministerio de Asuntos Sociales. A la empresa ya se le concedió una vez para 2024. Una solicitud para 2025 se encuentra actualmente en el ministerio. Sin embargo, los expertos en derecho laboral consideran escasas las posibilidades de que se renueve la exención. La sentencia llega en un momento crucial, ya que Picnic reparte en el 75% de las ciudades holandesas y está implantando su modelo en Alemania y Francia.
Los convenios colectivos ponen en aprietos a los recién llegados
En un artículo de opinión publicado en el Financieele Dagblad, Muller y Toon Borren, director de Recursos Humanos, piden una reforma fundamental del sistema holandés de convenios colectivos. Según ellos, el sistema actual supone una barrera estructural para las empresas innovadoras: «Los convenios colectivos basados en los intereses de las partes establecidas son, por definición, una barrera de entrada para los innovadores«, escriben.
Proponen tres reformas: un modelo de convenio colectivo con una parte obligatoria limitada, una norma de exención clara para las empresas con convenios colectivos propios y una participación más amplia de los trabajadores en las negociaciones de los convenios colectivos. Esto permitiría que el instrumento del convenio colectivo «volviera a ser una poderosa palanca de claridad y protección». No obstante, la FNV sostiene que la igualdad de condiciones exige reglas iguales para los antiguos y los nuevos actores.