Tras varios años difíciles, Pinko va camino de los números negros. Su consejera delegada, Laura Manelli, ve un potencial sin explotar en la marca de moda italiana, que quiere volver a crecer con cautela.
Carga de la deuda
A partir de este año, Pinko volverá a generar flujo de caja: la marca de moda cerró el primer trimestre en positivo, con un EBITDA de 5 millones de euros, frente a las pérdidas de 1,5 millones del mismo periodo del año anterior. «Hoy podemos hablar de un verdadero punto de inflexión», ha declarado el presidente Pietro Negra. Las medidas de reestructuración están dando sus frutos y la empresa está lista para salir de su endeudamiento».
Pinko se atragantó con unas ambiciones de crecimiento internacional demasiado elevadas tras los extraordinarios resultados del periodo Covid, con fuertes inversiones en China y EE.UU., donde el mercado experimentó un retroceso. Esto llevó a una carga de la deuda de más de 100 millones de euros. El punto de inflexión se produjo con la llegada a la dirección de Laura Manelli, con experiencia en Armani, Versace y Fendi. La empresa inició una profunda reestructuración: se cerraron las tiendas deficitarias, se redujeron los costes y se racionalizó el modelo.
Bajar los precios
Las cifras positivas me dan confianza en un futuro de crecimiento. Prefiero no hablar de «relanzamiento», sino de potencial por explotar», afirma Manelli, «hay un gran conocimiento de la marca y una clientela fiel. Hemos estado trabajando en un nuevo modelo de negocio que refuerza nuestra identidad, al tiempo que replanteamos procesos, prioridades y mercados principales» Según ella, la crisis fue por tanto financiera y no relacionada con la imagen de marca.
Hoy, Pinko se posiciona como una marca «de entrada al lujo»: «Estamos bajando los precios para ofrecer a nuestros clientes la mejor relación entre calidad y precio» El minorista está reforzando el comercio electrónico y aspira a tener una presencia más selectiva en los mercados internacionales. Una asociación estratégica con Lima Commercial Management en Shanghai debería relanzar su presencia en China de forma más sostenible y rentable. «Nuestro error no fue ir a China, sino hacerlo demasiado rápido», afirma la empresa. «Seguimos queriendo crecer, pero de la forma correcta: apostando por la sobriedad, la claridad y el valor»