Cuarenta empresas neerlandesas, entre ellas Zeeman y Sissy-Boy, piden al gobierno que ponga fin a plataformas de moda ultrarrápida como Temu y Shein. Quieren un plan de acción contra las importaciones desleales y piden campañas de sensibilización de los consumidores.
¿Seguir el ejemplo francés?
En una carta abierta, distribuidores y tiendas benéficas holandesas se quejan de las desiguales condiciones de competencia creadas por las plataformas chinas, pero también de la afluencia de montones de ropa inservible que a menudo no cumple la legislación europea. Según la carta, hasta el 95 % de la mercancía no cumple las normas exigidas.
Por ello, los firmantes piden una normativa más estricta, un plan de acción contra las importaciones desleales y campañas de información para los consumidores. También quieren una mejor supervisión del uso de sustancias tóxicas en los textiles.
El tema también es popular a escala internacional: Las empresas de moda belgas ya han reclamado unas condiciones de competencia más justas, mientras que en Francia se debate actualmente un proyecto de ley para acabar con la moda rápida contaminante. La ley se votará en el Senado francés a principios de junio, aunque el proyecto original se ha suavizado considerablemente. Aunque inicialmente preveía la prohibición de la publicidad de las empresas de moda rápida, ahora se centra en la regulación y ha sustituido las multas basadas en el impacto medioambiental por normas más generales del sector.