Dior es la última víctima de una serie de ciberataques a minoristas. El 7 de mayo, la casa de moda descubrió que un «tercero no autorizado» había accedido a una base de datos de clientes en China.
Exclusividad frente a vulnerabilidad digital
El objetivo del ataque parece ser el mercado chino, una región clave para la marca de lujo. La base de datos no contenía datos financieros como números de cuenta o información sobre tarjetas de crédito, pero sí datos personales como nombre, sexo, dirección de correo electrónico, dirección postal, número de teléfono, importes de compra y preferencias de compra. La violación de los datos aumenta, por tanto, la probabilidad de fraudes selectivos y phishing. Dior insta a sus clientes a permanecer alerta ante cualquier mensaje sospechoso.
Sin embargo, el impacto de la filtración de datos va más allá de los problemas de privacidad. En el sector del lujo, donde la discreción y la confianza son esenciales, un incidente de este tipo erosiona también el valor de la marca. Los clientes acudieron a las redes sociales para manifestar que su confianza en la marca se ha visto dañada. El gobierno coreano ha llegado a decir que podría imponer una multa porque Dior no informó del ciberataque a las autoridades del país.
En los últimos meses, muchos otros minoristas también han sido víctimas de ciberataques, como Ahold Delhaize, M&S y Harrods. En M&S, la situación se ha prolongado durante semanas, costando a la empresa varios millones de libras semanales.