Dentro de dos años, los británicos podrían encontrar en sus platos carne, productos lácteos y azúcar cultivados en laboratorio. La Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA) está estudiando la manera de acelerar los procedimientos de aprobación de estos alimentos innovadores.
Las empresas británicas están preparadas
Ivy Farm Technologies, con sede en Oxford, está a punto de comercializar filetes de carne cultivada. La empresa solicitó la aprobación a principios de 2023, pero cree que el periodo de espera de dos años la está retrasando, según declararon a la BBC.
El azúcar sintético también está a punto de entrar en el mercado. La doctora Alicia Graham ha desarrollado un método que consiste en insertar un gen de bayas en la levadura. Así se crean cristales intensamente dulces que podrían servir como alternativa saludable al azúcar de los refrescos. Sin embargo, su empresa MadeSweetly sólo puede vender sus productos previa autorización, un proceso que ella también considera innecesariamente complejo.
Innovación frente a regulación
Aunque el Reino Unido está a la vanguardia del desarrollo científico de la carne de cultivo, las empresas se sienten obstaculizadas por una normativa estricta. Por ello, la FSA colabora con empresas alimentarias de alta tecnología e investigadores universitarios para idear nuevos procedimientos de homologación más eficaces.
El gobierno británico ve en los alimentos de laboratorio una oportunidad para estimular el crecimiento económico y crear nuevos puestos de trabajo. El Ministro de Ciencia, Lord Vallance, subraya que no se trata de una desregulación, sino de una «regulación proinnovación». El objetivo es reducir los obstáculos burocráticos y apoyar la innovación.
¿Ultraprocesados o hipersaludables?
Pero no todo el mundo está de acuerdo. Los críticos temen conflictos de intereses, ya que las mismas empresas que se benefician de autorizaciones más rápidas participan ahora en la elaboración de las normas. De hecho, aunque los alimentos cultivados se presentan como respetuosos con el medio ambiente, hay una serie de salvedades.
La producción requiere mucha energía, y también se cuestiona el valor nutritivo de los productos ultraprocesados. Los detractores señalan que esta categoría de alimentos es nueva y que aún se desconocen los efectos a largo plazo sobre la salud humana.
En contraste con el Reino Unido, algunos países adoptan una actitud prudente ante los alimentos de laboratorio. Italia y los estados norteamericanos de Alabama y Florida, por ejemplo, han impuesto prohibiciones, mientras que la Unión Europea también es más estricta en su planteamiento. En cambio, Singapur (2020), Estados Unidos (2023) e Israel (2024) ya han dado luz verde a la carne cultivada en laboratorio.