Los aranceles estadounidenses a las importaciones y el debilitamiento de la economía china juegan una mala pasada a Pernod Ricard. El grupo de bebidas está registrando un descenso de las ventas y espera pocas mejoras en lo que denomina un año de transición.
Consumidores prudentes
Las ventas del propietario de Absolut, Jameson y Havana Club cayeron un 3%, hasta 10.900 millones de euros, en el ejercicio quebrado que finalizó el 30 de junio. El beneficio neto cayó un 9%, hasta 1.830 millones de euros. Las cifras más débiles están en consonancia con las expectativas: todo el sector de las bebidas espirituosas atraviesa actualmente un periodo de reducción de las ventas, ya que los consumidores se muestran más cautos con sus gastos y moderan sus hábitos de consumo.
La empresa no espera una mejora inmediata. Se espera que los resultados del primer trimestre del nuevo ejercicio sean negativos, ya que los mayoristas estadounidenses se han cubierto a tiempo contra la introducción de aranceles estadounidenses. Al mismo tiempo, China está luchando contra la continua debilidad de la demanda de los consumidores. El año fiscal actual será un año de transición; la empresa espera un crecimiento medio de las ventas del 3% al 6% a partir de 2027.
Recorte de costes
A pesar de los grandes retos, Pernod Ricard ha conseguido reducir el impacto previsto de los aranceles de 200 millones de euros a 80 millones, incluidos 35 millones de EE.UU. (originalmente 60 millones) y 45 millones de China (originalmente 140 millones). Un plan de reestructuración ya ha reportado 900 millones de euros en los dos últimos años.
Ahora Pernod Ricard planea simplificar la estructura corporativa y centralizar algunas funciones para reducir aún más los costes. Las marcas del grupo se dividirán en dos unidades: la primera incluirá whisky, champán y coñac, mientras que la segunda incluirá otras bebidas espirituosas y aperitivos.