Las marcas europeas buscan soluciones creativas para mitigar el impacto de los nuevos aranceles estadounidenses a la importación. Entra en juego una antigua norma aduanera, aunque conlleva sus propios retos y riesgos.
Solo un aumento del 3 % en el precio de venta al público
Ahora que Donald Trump impone un arancel de importación del 15 % a los productos procedentes de la Unión Europea, muchas marcas europeas temen por sus márgenes de beneficio. Aplicar aumentos de precios no es sencillo, ya que los consumidores estadounidenses -tras años de inflación- son sensibles a cualquier subida de precios. Por ello, cada vez más marcas de moda y cosméticos recurren a la llamada regla de la «primera venta», una cláusula de la legislación aduanera estadounidense que permite a los importadores, bajo estrictas condiciones, que los aranceles se calculen en función del valor de fábrica de un producto, en lugar del precio final de venta al público.
La semana pasada, el consejero delegado de L’Oréal, Nicolas Hieronimus, confirmó a Reuters que la empresa francesa de cosméticos está estudiando efectivamente esta posibilidad, sin dar más detalles sobre el calendario. Marcas de lujo italianas como Golden Goose, Moncler y Ferragamo también ven oportunidades, ya que consideran que el coste de producción es aproximadamente la mitad del valor de importación: «En nuestro caso, los aranceles del 15 % se traducirán potencialmente en un impacto del 3 % en el precio de venta al público en EE.UU.», calculó el consejero delegado de Golden Goose, Silvio Campara.
Aunque los fabricantes de ropa conocen el acuerdo desde hace tiempo, muchos perdieron de vista la alternativa durante los periodos de aranceles históricamente bajos. Sin embargo, la aplicación de este acuerdo requiere una administración impecable y una cadena de suministro hermética, ya que los errores pueden acarrear fuertes multas. Consultoras como KPMG y PwC ya han visto triplicarse este año el número de solicitudes de información.