Tras más de treinta años de actividad, la empresa bruselense Cameleon se declara en quiebra. 46 empleados perderán su empleo.
Sin sorpresas
El Tribunal de Comercio de Bruselas ha puesto fin a la protección de Cameleon contra los acreedores y ha declarado su quiebra el 2 de mayo, informa el diario belga L’Echo. La noticia no constituye una gran sorpresa: Cameleon se encontraba en procedimiento judicial de reorganización desde febrero, y no era la primera vez.
Su empresa matriz, Rengo, se enfrentaba a grandes pérdidas y problemas de tesorería, debido a unas ventas decepcionantes y a los costes de alquiler. Para colmo, la empresa tuvo que buscar una nueva sede en Bruselas, viéndose obligada a abandonar su edificio de Sint-Lambrechts-Woluwe en marzo.
Negociaciones con cuatro bancos, un intento de campaña de crowdfunding, conversaciones con posibles inversores y compradores potenciales: nada ofrecía la solución necesaria, por lo que la dirección ha decidido ahora tirar la toalla, dice la empresa en un comunicado de prensa. Ha habido conversaciones con un posible comprador, que quería hacerse cargo de la mitad de la plantilla, pero no se llegó a ningún acuerdo.
Cameleon era una marca consolidada desde hace más de treinta años, que vendía ropa, zapatos y decoración de temporadas anteriores en dos locales. El actual propietario se hizo cargo de Cameleon en 2021 con un modelo innovador, en el que el Gobierno de Bruselas coinvirtió, mientras que tres socios comerciales y 46 empleados también se convirtieron en accionistas.