Un millar de empleados de Gucci amenazan con una huelga porque la empresa matriz , Kering, no paga ciertas primas. La situación supone una presión adicional para la marca de lujo, que ha renovado recientemente su dirección y ya está lastrada por la caída de sus resultados.
El problema de las primas
Los sindicatos de Gucci Italia, que representan principalmente al personal de ventas y logística, han declarado formalmente el «estado de agitación». Reclaman el pago de las primas sociales prometidas para 2022, 2023 y 2024, acordadas con Kering en julio de 2022. Sin embargo, el pago sigue pendiente, para frustración del personal.
Los sindicatos rechazan la propuesta de Gucci y Kering de vincular el pago a una revisión más amplia de las políticas de incentivos. La empresa » no ha hecho más que perder un tiempo precioso, burlándose de los trabajadores que trabajan duro cada día en las tiendas y que esperaban -y siguen esperando- sus ayudas sociales», respondieron los sindicatos.
Casas de lujo en el punto de mira
El malestar en Gucci se inscribe en una ola más amplia de descontento en el sector del lujo. Esta semana, las autoridades italianas multaron a Armani por abusos relacionados con condiciones de trabajo inseguras e ilegales. La marca Loro Piana, de LVMH, incluso fue puesta bajo vigilancia este verano tras alarmantes informes de explotación y violencia contra empleados en un taller de Milán. Anteriormente, se aplicaron medidas similares a Dior y Valentino, pero desde entonces se han levantado después de que las marcas mostraran mejoras.
Para Gucci, el conflicto es especialmente inoportuno: su nuevo director general, Luca de Meo, ya se enfrenta al reto de revitalizar la marca. En el segundo trimestre, las ventas de la empresa cayeron hasta una cuarta parte. La anterior huelga en Gucci se remonta a 2023, con motivo del traslado de la oficina creativa, pero entonces solo afectó a unas decenas de empleados.